La antigüedad
La falta de investigación arqueológica e histórica en la zona hace que no sepamos prácticamente nada de la población prehistórica que aquí pudo habitar, aunque, a poco más de 200 km. de Chauen, se han encontrado restos del Paleolítico medio, con más de 82.000 años.
Desde el punto de vista histórico, se conoce arqueológicamente la existencia en la costa de colonos fenicios que debieron entrar en contacto con las poblaciones autóctonas desde el siglo VIII-VII a.C, como era habitual en ellos. Tal es así, que muchos investigadores afirman que los fenicios no colonizaban territorios en los que no hubiera una población capacitada para ofrecerles las mercancías que ellos demandaban en sus transacciones comerciales por todo el Mediterráneo y parte del Atlántico. Por ello, la presencia de este tipo de asentamientos denota la existencia de sociedades complejas, capaces de controlar el territorio y sus recursos.
La región conoció pueblos que los marroquíes llaman del tipo Komaz, procedentes del Mediterráneo, que debemos identificar con los romanos, y cuyas huellas se evidencian en algunos restos que aún perduran. Unos ejemplos son el puente de Talambout, en Beni Zjel (junto a la ciudad, en la montaña), el puente de Magou (al Este de la ciudad) y los vestigios en la muralla de un edificio en ruinas en Qaâ Dchar (en la parte baja de la medina).
Los romanos colonizaron Marruecos, creando la provincia Mauritania-Tingitania el año 46 a.C. Para ello trajeron tropas que estaban formadas en buena medida por soldados hispanos. A los habitantes locales les llamaron barbari, término del que proviene la palabra Bereber. Fruto de esta colonización es la construcción de ciudades de la entidad de Volúbilis, cerca de Meknes, Lixus, en Larache o Tamuda, en Tetuán. En la región de Chauen, posiblemente en la costa, fundaron una ciudad que es llamada Apinome o Apinone.
A los romanos les sucedieron en el siglo V los vándalos, que controlaron estos territorios en continuo conflicto con los bereberes, hasta que alrededor del año 533 los bizantinos se hicieron con el dominio de la zona. En este contexto de paso de diversas culturas, han florecido leyendas populares que explican pasajes de la historia local. Por ejemplo, se cuenta que en los bosques de las montañas había una serpiente que se comía el ganado y atacaba a los que pasaban por allí. Cuando los pastores descubrieron que había sido el reptil el causante de las muertes se quedaron presas del miedo y el pavor. Se dice que por allí pasó también una tribu de gigantes y que se encontraron con la serpiente, a la que vencieron lanzándole unas piedras enormes hasta que acabaron con su vida, bajo las cuales sepultaron su cadáver. Estos gigantes se establecieron en la región durante un tiempo y después la abandonaron…
La existencia de distintas colonizaciones y estancias más o menos prologadas de otras culturas en la zona es vista por algunos estudiosos locales como un hecho más bien negativo. Esto es así, porque consideran que el extranjero no llegaba para compartir su cultura, para ayudar a la población e iluminarla, sino que era un viajero expoliador de bienes y sembrador del mal. La idea que subyace es que colonos, como los fenicios o los romanos, asolaron la tierra y dejaron tras ellos comportamientos negativos. Por ello, existieron continuos conflictos y confrontaciones con la población nativa bereber.