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Época moderna

A lo largo de los siglos XVII al XX fueron continuas las disputas territoriales internas entre las dinastías marroquíes y de estas con países como Portugal, Inglaterra, Francia, Alemania y España. Numerosas ciudades de la costa estaban en manos de países europeos: Tánger, Ceuta, Melilla, las islas Alhucemas y el Peñón de Vélez de la Gomera, Asilah, Larache, etc.

Desde 1631 la dinastía Alauita gobierna Marruecos, y su reyes trataron en diversas ocasiones de recuperar estas plazas. No obstante, intentos como el asedio de Melilla durante tres meses por el sultán Sidi Mohamed, en 1774, nunca dieron los frutos esperados. Poco a poco Marruecos se convirtió en un país endeudado con los bancos franceses y españoles, lo que hacía cada vez mayor la dependencia de sus dirigentes de los gobiernos europeos.

Ya en el siglo XIX, el sultán Mohamed IV comenzó su reinado con una guerra declarada por España el 22 de octubre de 1859, tras varios ataques marroquíes a Ceuta. Las tropas españolas entraron en Tetuán el 6 de febrero de 1860, y allí permanecieron dos años. Esta guerra constituiría la ruptura más decisiva de la historia de Marruecos en el siglo XIX.

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