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Las calles de la Medina

La Medina de Chauen está compuesta por barrios cuyas venas son un sin fin de callejuelas estrechas y sinuosas en las que el viandante camina salvando constantemente las irregularidades del terreno, ya que las calles se adaptan perfectamente a las condiciones que éste impone. Por eso, pocas de ellas son llanas más allá de un tramo y la mayoría se pronuncian en cuesta y están llenas de escaleras, sobre todo para acceder a las zonas altas de la Medina.

La vida en las calles de la Medina es impresionante por su continuo movimiento, su densidad de actividad y su extremo aprovechamiento del espacio y el tiempo. Estas calles no solo son empleadas por los chaueníes para ir de un lugar a otro, sino que en ellas se trabaja, se juega, se organizan reuniones espontáneas, se realizan intercambios, se observa al viandante, se come o simplemente se camina. Pocas calles del mundo están tan vivas como estas y pocas poblaciones saben vivir en la calle como los chaueníes.

La red compleja y emocionante de calles de Chauen se articula en torno a algunos espacios comunes, como las plazas, a las que desembocan un buen número de callejones sin salida, callejuelas, y calles principales. Los continuos quiebros en ángulo de las calles fomentan la sensación de sorpresa cada vez que doblamos una de estas esquinas, como si ignoráramos que podemos llegar a encontrar a pocos metros. Su suelo está cubierto de principio a fin de piedras planas o redondeadas de diverso tamaño. Al observarlas descubrimos que se han vuelto lisas y relucientes a causa de la lluvia y del pisoteo continuo de los viandantes. De hecho hay que tener mucho cuidado cuando empieza a llover. Se podría decir que se trata de piedras preciosas.

Para el alumbrado público nocturno se colgaban faroles en las callejuelas. Estos faroles no alumbraban mucho, ya que en la época se utilizaban lámparas de aceite y, posteriormente, de gas. En cada barrio, había un responsable que se encargaba de encenderlos tras la oración de Al Maghreb (atardecer) y de apagarlos tras la oración de Assobh (mañana).

Chauen es un jardín lleno de rosales, de árboles y de parras. Allá donde hay un hueco entre casas y callejuelas o un patio hay un pequeño jardín, y siempre hay una parra que da sombra en una plaza.

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