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La forja

La forja fue introducida en la ciudad de Chauen por los habitantes del Al andalus en el siglo XVI. En principio se trabajaba como herrería, y realizaban principalmente utensilios para el trabajo agrícola (hachas, azadas, cuchillos...) y para las casas: rejas, etc.

Después de siglos de trabajo tradicional, a finales del siglo pasado la herrería y la forja conocieron avances importantes, sobre todo en lo tecnológico. A pesar de que algunos siguen trabajando con la técnica de la forja tradicional, basada en el fuego avivado con la ayuda de un fuelle, la llamada Guir, actualmente se han incorporado nuevos procedimientos técnicos, como la maquinaría eléctrica, implantada por primera vez en el taller del señor Mohamed Chirkouk en la década de 1970. El fue el primero en unir el hierro y la madera en el diseño de las piezas.

Del antiguo trabajo en un pequeño taller en un Fondouk (fonda) de la Medina como el de Chifchou, con uno o dos trabajadores que fabricaban rejas para ventanas, mesas y cerraduras con llave para puertas tradicionales, elementos asociados al herraje y cuidado de los animales etc., se ha pasado a los talleres con más trabajadores y medios técnicos modernos, aunque aún se emplean formas de hacer que solo pueden trabajarse manualmente. Antes todos los trabajos eran completamente artesanales, y conjugaban tres elementos: el hierro, el fuego y el agua, además de la presión del golpe manual. Ahora interviene también la energía eléctrica.

De esta forma, se ha producido una auténtica revolución en el sector de la forja en Chauen, en buena medida incentivada por la influencia y gran reputación del maestro artesano Mohamed Hakoun. El señor Hakoun está considerado el primer creador del nuevo estilo que incorpora a la tradición local nuevas producciones para la decoración o el mobiliario, con un marcado carácter artístico. Su formación en Europa le sirvió para trasladar los avances técnicos a la forja chauení, incorporando un sentido estético que ha enriquecido la artesanía tradicional. Es, además, el maestro que enseñó a los jóvenes de finales de la década de 1980 las técnicas modernas de la forja artística, entre los cuales están la mayoría de los artesanos que hoy día son dueños de grandes talleres.

Esta transformación ha permitido aportar calidad en el diseño y una preocupación por la estética que ha convertido a la forja chauení en un patrimonio muy apreciado por los clientes locales y extranjeros por la calidad de la fabricación y la perfección del diseño de sus productos.

Actualmente predomina la combinación de lo típico y lo moderno, y la mayoría de los artesanos adoptan ambos estilos, es decir, El Guir y la maquina eléctrica. En los últimos años este sector ha evolucionado mucho y los artesanos compiten entre sí, esforzándose en marcar sus productos con su propia huella artística.

Taller de forja

El taller es una especie de fabrica pequeña, donde los grupos de trabajadores y aprendices ejercen sus funciones según sus especialidades, capacidades y la experiencia adquirida. En este orquestado sistema es fundamental la formación, ya que cada uno debe tener un nivel de estudios para poder concebir ciertas reglas y formas geométricas; de otro modo será inferior a sus compañeros aunque dedique más horas al trabajo. La organización del taller se asemeja a una colmena en la que cada individuo sabe cuál es su tarea: la soldadura, la sección de las piezas, el limado y pintando, etc., trabajos que se realizan con martillos, alicates y pinzas, yunques, taladros eléctricos, maquinas de soldadura y barrenas.

Hubo y hay varios talleres repartidos por toda la Medina, como el del Maestro Kassem Ben Khajou y su hijo Ahmed, quienes poseían un taller detrás de la Kasbah, que se trasladó a la plaza de Kharrazine. No podemos olvidar, además, otros herreros que se ubican entre el barrio de Souika y el Bab Souk.

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