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chauen

La joyería

León el Africano nos narra a principios del siglo XVI como sólo los judíos estaban autorizados a trabajar los metales preciosos, ya que el Islam impedía a los musulmanes vender objetos de oro o de plata a un precio mayor que el del peso del metal, por ser considerado lujuria.

Joyas chaueníes

Esta situación, en la que la fabricación de joyas ha sido durante mucho tiempo una especialidad de los artesanos de confesión judía, se mantuvo hasta que estas comunidades abandonaron Marruecos. Incluso los sultanes llegaron a trasladar numerosas familias judías para desarrollar este comercio, como ocurrió durante la segunda mitad del siglo XVIII. En el caso de Chauen, la ubicación de los joyeros en el barrio de Souika se explica por su cercanía a la Mellah, o barrio judío.

Mercaderes y joyeros venían a abastecerse de mercancías a la ciudad. Con la plata que compraban en bolas o en polvo, fabricaban casi la totalidad de las joyas y los adornos de las tribus circundantes, destacando en la decoración de las armas. Las joyas en oro o en plata, con incrustaciones o no, son un complemento esencial de la vestimenta. Su aspecto así como la disposición sobre el cuerpo son muy importantes.

Las joyas desempeñan un papel primordial en la vida social, principalmente la femenina. Los productos más prestigiosos son las joyas de ornamento para mujeres, para ocasiones especiales o para uso diario, como collares, pulseras, cadenitas, corsés de pecho y cintura, etc. Estas pequeñas obras de arte son imprescindibles en las celebraciones de boda y todo tipo de fiestas. Las joyas en oro o plata cinceladas, pulidas, taladradas, con multitud de matices, y realzadas con piedras o perlas, recuerdan a las joyas del Al andalus medieval.

Las joyas permitían reconocer el origen geográfico o tribal de los que las llevaban, y son un modo frecuente de acumulación de riquezas. También se les da un valor mágico y profiláctico según su forma, los símbolos que porte, o la materia de la que estén hechos. Para protegerse del mal, esquivar la mala suerte o procurarse influencias benéficas se utilizan dos amuletos: la Khmisa o mano protectora (protege de las desdichas, que pueden ser alejadas si se extiende la mano) y la fíbula o imperdible, con motivos decorativos diversos.

Las joyas de oro y de plata son perforadas con taladros que son propiedad del Estado marroquí, de manera que el comerciante tiene que pagar impuestos por este servicio. Oficialmente, para diferenciar las diversas calidades y la procedencia de las joyas, las piezas en oro son marcadas con un punzón con distintas formas: cabeza de mulo para las de calidad y cabeza de gacela para las de pobre contenido en oro. Las joyas de plata representan la cabeza de una vaca, un carnero, un águila, etc. según su porcentaje de plata. Las marcadas con la cabeza de un carnero son las de bajo contenido. Las joyas de plata marcadas con un punzón 925 o con una cabeza de buitre son joyas de importación, fabricadas la mayoría de las veces en la India o en Níger. En la práctica, la casi totalidad de las joyas fabricadas en Marruecos no llevan marcas de punzón. Las piezas son realizadas generalmente por pequeños artesanos que no las marcan para no tener que pagar impuestos al Estado.

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